Con todo un bagaje de experiencias vivenciales y profesionales, esta psicóloga argentina estuvo en Guayaquil impartiendo sus conocimientos. La doctora Norma Di Lorenzo habla sin prisas. Manejando las palabras como si fueran dardos que penetran en la cabeza y ya no se desprenden. Con bondad. Con una amabilidad que viene de los años y la experiencia de una vida inmensa. Con la visión que aporta el haber conocido demasiada gente. También con humor y una sonrisa franca.
Ella es psicóloga clínica. Con su hablar argentino dice “recibida, en vez de graduada, en la universidad de Buenos Aires, Argentina”. Formada en Estados Unidos en neurofisiología. Instructora de yoga, que aprendió en la India. Con estudios de musicoterapia en Barcelona, España. Explica que trabaja con aparatos de medición que complementan el tratamiento que creó y bautizó como Código Propio. Visitó Guayaquil recientemente para trabajar y formar a los psicólogos en este sistema. Directora del Centro de Código Propio de Buenos Aires. Es una mujer que ha desarrollado una historia personal interesante. Que nunca renunció a llevar una vida familiar, no obstante su involucración en muchos aspectos científicos. Casada con un ingeniero industrial, tiene tres hijos, dos de ellos viven en España, de los cuales dice que han podido desarrollarse y volar fuera de su nido protector. En medio de todo esto también escribió el libro Un viaje a ojos cerrados. Sus días en Ecuador la dejaron muy contenta porque logró impartir cursos de capacitación para que otras personas puedan ejercer este sistema.
Es la primera vez que visita el país. Llegó invitada por otros profesionales en psicología. Su acercamiento lo relata ella misma: “Una persona muy amorosa me ha visto en un programa de televisión que se filmó en Buenos Aires y que llegó aquí, me escuchó menos de cinco minutos y no sé qué habrá escuchado y qué habrá visto que se fue a Buenos Aires con su esposo a hacer un tratamiento allá sin conocer demasiado de nada, porque este sistema es muy nuevo”.
Rina de Andrade es la persona amorosa. Recuerda que su encuentro con Código propio fue darse cuenta de que no estaba tan loca como pensaba. “Encontré una parte de mí que yo desconocía y necesitaba conocerla para complementarme, para ser feliz. Sabía todo lo que tenía que hacer pero no hallaba la forma, Código propio me la dio”, expresa emocionada. Luego de Rina, otros diez ecuatorianos se han acercado a la consulta de la Dra. Di Lorenzo en Buenos Aires.